Hace como dos semanas, me comenzó a doler el brazo derecho. "Tendinitis", me autodiagnostiqué alegremente-excepto por la parte en la que la mano me dolía tanto que quería sacarme el brazo con los dientes- y continué con mi vida. La tendinitis y yo forjamos una bonita relación: me dolía más que la cresta, me compré un cabestrillo, seguía doliendo, empecé a tipear con la pura mano izquierda, a veces dolía menos, tomaba apuntes con la mano izquierda, dolía mucho, me peinaba con la mano izquierda, dolía aún más...finalmente, decidí terminar con los.recaditos y fui al doctor para conocer en persona a mi tendinitis, pues sabía que debido a su naturaleza, probablemente seguiría visitándome a lo largo de mi vida laboral. Cuál sería mi sorpresa al no encontrarla por ningún lado. Luego de ser sometida a todo tipo de exámenes y pruebas, luego de casi 2 semanas de licencia médica y de remedios para apalear el dolor, una sonriente doctora me dice a quemarropa:
-Bueno,según los exámenes preliminares, puede ser una microlesión en la columna cervical, anemia, problemas a los huesos, compresión del nervio con nombre impronunciable, una lesión muscular o...
-tendinitis?- Termino la extensa lista por ella.
-No. Cualquiera de las que te nombré, menos tendinitis. Fue lo primero que descartamos con la ecografía.
-Bueno,según los exámenes preliminares, puede ser una microlesión en la columna cervical, anemia, problemas a los huesos, compresión del nervio con nombre impronunciable, una lesión muscular o...
-tendinitis?- Termino la extensa lista por ella.
-No. Cualquiera de las que te nombré, menos tendinitis. Fue lo primero que descartamos con la ecografía.
No pude explicarle a la risueña galena que acababa de alejarme de una vieja amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario